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Mirar el cielo desde las serranías de Córdoba, recordando a Guido Buffo

 

Por más que los caminos a recorrer sean arduos, el sacrificio no es vano, es hermoso haber adquirido a base del propio esfuerzo nuevos conocimientos y experiencias”

Guido Buffo (1885 – 1960)

Córdoba fue la primera provincia de la Argentina en tener oficialmente un observatorio astronómico. Se inauguró el 24 de octubre de 1871 el Observatorio Nacional Argentino, hoy Observatorio Astronómico de Córdoba. Ese día comenzó sin interrupciones la colaboración de nuestro país a la ciencia astronómica internacional.

Foto Observatorio Nacional Argentino 1871 gentileza S.Paolantonio

 

El domingo 5 de julio de 1942 tuvo lugar otro acontecimiento destacable en la historia astronómica de la República Argentina y en las sierras cordobesas, la inauguración de la Estación Astrofísica basada en un telescopio reflector de 1,5 metros de diámetro, en la cima de uno de los cerros de la estancia “Bosque Alegre”. telescopio reflector de 1,5 metros de diámetro, en la cima de uno de los cerros de la estancia “Bosque Alegre”.

Sin embargo las serranías guardan secretos relacionados con la astronomía, uno de ellos tiene que ver con un italiano, que como tantos, había llegado a la Argentina a trabajar. Natural de Treviso, llegó cuando corría el año 1910. Como llegue a vivir en la casa que él construyó tiene que ver con parte de su historia: fue Inspector de Enseñanzas Secundarias Normal y Especial, función en la cual se jubiló, no sin antes crear el parque de Montaña de Villa Leonor de los Quebrachitos (Unquillo) y donarlo a los jóvenes argentinos, junto con todos sus bienes, a través del Ministerio de Educación.

 

Llegué allí como parte del equipo docente del Colegio Nacional de la ciudad de Mercedes (B), para realizar un campamento educativo con alumnos de esa institución. Era el verano de 1983. Algo de ropa en una mochila, un telescopio refractor y la guía de estrellas y planetas de Donald Menzel eran mi único equipaje. Mostrar el cielo de un lugar alejado de las ciudades era una de mis tareas.

No sabía dónde iba, tampoco me preocupé en saberlo, no había Internet entonces y después de cruzar un arroyo y remontar una cuesta mi sorpresa fue mayúscula: en medio de la sierra, lejos del camino pavimentado se veía una casa que tenía una torre!

Hacia la torre subía una escalera que conducía al segundo piso, en la parte superior de la torre, como empotrado en la pared había algo que relacione con el sol, al pie, debajo de otra escalera que lleva al primer piso, un grabado reza…

 

Los números romanos me ofrecían una fecha, 6 de septiembre de 1941


VI IX MCMXLI

LA FATALIDAD NO QUISO
QUE EN ESTE PEQUEÑO ESPACIO
QUE ALGUNAS LAJAS LIMITAN
LEONOR IZARA SU
MARAVILLOSOS PALACIO
DE AMOR, LABORADO EN SUEÑOS
COMO OTRO SUEÑO INFINITO.
NIDO INCONCLUSO, HOY LAS HIERBAS
FLORECEN EN SU RECUERDO,
LA LÍNEA QUE LAS ALIENTA
ES LÍNEA QUE FUE DE SUEÑOS.
TÚ QUE PASAS, A LA FUENTE
LLEVA TUS MANOS Y DEJA
QUE UNAS GOTAS, COMO LÁGRIMAS,
DESLÍAN SOBRE LAS HIERBAS.

Bolsos, voces y obligaciones desvían mi atención….el campamento había comenzado.

En la primera reunión, en un amplio comedor con mesas de madera alguien informa que la casa en la que estamos fue construida y habitada por un pintor, esteta y hombre de ciencia llamado Guido Buffo y que en las proximidades había una capilla, única en su estilo, dedicada a la memoria de Leonor y Eleonora Allende, su esposa e hija.

Los personajes de esta historia comenzaban a definirse y los lugares donde curiosear se ampliaban.

Vamos a visitar la capilla, nos dicen que allí yace la familia que habitó el lugar……35 escalones permiten subir la cuesta, desde la base en la sierra a la entrada de madera, cuya forma copia la de la cúpula (Mucho tiempo más tarde me enteraría que treinta y cinco fueron los años que Guido vivió con Leonor).

 

Trasponer la peculiar puerta, permite observar en el piso la representación de un manto de nubes, por sobre ellas una representación del firmamento, en un momento dado.

Se reconocen Marte, Saturno, Júpiter, la constelación de Tauro próxima a los dos últimos, las Pleyades a izquierda y la constelación de Orón a la derecha.

Buffo trató de reproducir (*) lo que observó Eleonora Vendramina por la ventana de su habitación la noche en que falleció. Eran las 5:15 AM del 6 de septiembre de 1941 (en Cautelar, provincia de Buenos Aires). Teniendo en cuenta los astros plasmados en el piso de la capilla, deducimos que la ventana del cuarto daba al Norte

 

(*) Nota: Hay quienes afirman que Guido Buffo utilizó la técnica de los antiguos amautas de estudiar el cielo reflejado en el agua, para lo que se valía de la pileta del sistema de decantación del agua del arroyo (que él mismo diseñara y construyera), le sirvió para ver y fotografía el cielo estrellado.

 

Rápidamente los ojos del visitante suben hacia el vértice de la cúpula donde 34 óculos dirigen la luz en diferentes direcciones iluminando paredes y piso, produciendo efectos especiales en determinadas fechas y horarios.

Por sobre el altar, impacta una enorme mano de la que emana el polvo cósmico y múltiples burbujas que encierran especies naturales, o elementos minerales en relieve.

El fresco pintado en la pared, sobre los sepulcros tiene por figura central a Leonor con su pequeña hija en brazos, en derredor diversas figuras femeninas con alas.

Las técnicas de pintura que eligió Buffo para sus murales provienen del renacimiento, si bien hay una fracción inconclusa (sobre la puerta de ingreso), toda la bóveda inmortaliza el universo, homenajeando a sus amores Leonor y Eleonora. Aparecen según recuerdo el Elogio de Dios, el Elogio al Sentimiento, al Intelecto o el Elogio de la Imaginación, siempre en tonalidades azules. Todas las figuras son femeninas, como si el universo representado lo fuera.

La Capilla es una estructura construida en forma circular en una base de sección cuadrada que se transforma en octógono al unir los puntos intermedios, sobre ella una cúpula ojival de cuyo centro pende un péndulo, rápidamente pueden identificarse otros dos. Nos comentan que Guido realizaba estudios muy precisos sobre sismología y que había inventado un instrumento especial para esas tareas.

Al caminar en círculo en torno al péndulo central, tengo una sensación auditiva jamás experimentada. Los sonidos producidos por los demás visitantes y por uno mismo, se amplifican de tal manera que es imposible distinguir su procedencia, teniendo la sensación de que llegan de todos lados a la vez, la acústica del lugar no se parece ha nada antes visto o escuchado.

Los y las adolescentes que forman nuestro contingente descubren que de cara a la pared en las esquinas opuestas formadas por los arcos de la estructura, y tan sólo susurrando son capaces de comunicarse.

El lugar es distinto a todo lo antes experimentado. Todo es símbolo. La forma del techo de la capilla sigue la de los capullos del cardo santo, una hierba que abunda en la zona.

El altar esta construido con el tronco de un árbol y sobre él hay dispuestos objetos procedentes de diferentes religiones. Me entero que el árbol corresponde al que sostuvo la hamaca de la pequeña Eleonora.

Todo era una obra de arte y de ciencia. No tiene detalles al azar, todo ha sido estudiado, calculado, analizado y construido, muchos años después quiero recordar y escribir para que otros lo conozcan.

A Buffo le apasionaba la astronomía y gustaba de comunicarla a los visitantes: contingentes escolares enviados por el Ministerio de Educación de la Nación. Necesitaba un telescopio y lo pidió prestado en el observatorio astronómico de Córdoba. Se conserva la nota al entonces director interino Dr. Ricardo Platzeck. Luego de su muerte los contingentes seguirían concurriendo a la villa a realizar campamentos que estimularan sus estudios…científicos, artísticos, sociales, naturales.

Por eso estábamos allí, cumpliendo el objetivo propuesto por Buffo.

 

La fachada de la casa está orientada al este, en la torre es notable un reloj de sol de cuadrante vertical declinante a levante.

Este instrumento sólo funciona de mañana, mide la hora solar, el medio día, los solsticios y equinoccios y la estación del año en la que se está observando el reloj. Por su disposición permitiría medir la altura del sol a mediodía, pero no hay indicios que su autor lo considerara. En mi opinión, la obra está inconclusa ya que las caras norte y oeste de la torre, están preparadas para albergar un reloj de sol, pero los mismos no están. Quizá en su afán de arbolar la zona, la vegetación generó sombras sobre la torre que modificaran su proyecto original.

 

En 1983 la torre tenía muchas puertas, una de ellas daba (la tapiaron) a una escalera diseñada para servir de meridiana y para marcar el momento exacto del mediodía equinoccial, utilizando para ello un “tubo del luz”, un agujero en la escalera orientado de tal suerte que solo ilumina cuando el sol culmina y su altura coincide con la del ecuador celeste. El mediodía del equinoccio se visualiza con un círculo de luz sobre el suelo.

 

El arroyo suena contra las piedras, el sonido es más intenso al acercarnos bajando de la casa hacia el sur/sureste, don Guido ha construido un sistema de purificación del agua que toma del arroyo y alimenta la casa. Una construcción en ruinas o sin terminar tiene forma de C, por Internet me entero que la han restaurado y es un teatrino griego.

Numerosas actividades me tienen ocupado, el tiempo atmosférico no acompaña, llueve, el viento silba al atravesar la nutrida vegetación circundante, busco que hacer mientras la ropa se seca cerca del fuego.

 

La mayoría del material impreso estaba guardado o exhibido en una vitrina, igualmente accedí a un curioso libro con centenares de fotografías, editado en 1940 bajo el título “El menhir de la figura coronada de El Mollar, Tafí.” un ensayo de interpretación de los símbolos de la piedra milenaria, en el quedaba claro que las piedras paradas que alguna vez abundaron en el noroeste de nuestro territorio, además de su iconografía tenían relación con el sol y con las sombras.

 

Me quedé con las ganas de revisar “Una nueva hipótesis de la rotación terrestre” publicada en 1951, algo que aún hoy me debo. Si he podido leer la carta que le envió a Louis de Broglie pidiéndole opinión sobre los resultados experimentales que deribaron en la conclusión que dio lugar al libro.

El lugar contiene escritos de Guido, su esposa Leonor, su hija Eleonora y de Noemí Buffo, la hermana de Guido.

La semana pasó rápido y el lugar era para quedarse a vivir. Llegué allí como docente y me llevé de allí la admiración por este talentoso hombre y su historia de amor, algunas ideas que luego aplique en el diseño del parque Cielos del Sur, mis dibujos y unas frases que anote por sentirlas como propias aunque fuera Guido Buffo quien las escribiera mucho antes: “Que cada uno desarrolle sus talentos y los comparta”; “Llegar a sentir la esencia de “las cosas” es difícil de comprender y más aún de percibir. Incentivar, motivar al alumno, ¡Es enseñarle a vivir!”

El 13 de diciembre de 1960 falleció Guido Buffo. Dejó en Unquillo una obra maestra, en ella se aprecia la excelencia y diversidad de sus conocimientos y la belleza del entorno natural que rodeó su vida, es justo y necesario difundir su existencia para preservar la memoria y el conocimiento.

Armando Eugenio Zandanel